jueves, 23 de septiembre de 2010

Los Ragionamenti. Diálogos putañescos. Sonetos lujuriosos.




Soneto I

Amémonos sin tasa ni medida
puesto que para amar hemos nacido;
adora mi gorrión cual yo tu nido,
pues sin ellos ¿valería algo la vida?
Y si aún después de esta ya extinguida
fuese posible amar, mi bien querido
a gritos pediría el bien perdido
para seguir gozando todavía.
Gocemos, pues, cual lo hizo regiamente
la primera pareja de mortales
aconsejados bien por la serpiente.
Que nos perdieron por amar, se dice;
blasfemias necias son los dichos tales,
que sólo quien no ama es infelice.
Pues calla y ama tú también ¡castigo!
Calla y méteme ya hasta los pendones,
jueces de amor y del amor testigo.

Soneto II

Méteme, rey, un dedo en el trasero;
cuélame ahora la pieza despacito;
húndela también, que no me quito,
Y gózame, pues que goces quiero.

¡Ay, qué placer! Me matas y me muero;
si esto es pecar, ¡peque hasta el infinito!
¿quieres meter tu gloria en mi culito
y en el chisme el dedillo traicionero?
Bien está ahora ensartada en el chumino;
La próxima detrás irán los tiros,
Si es que no me equivoco en el camino.
¡Esto es vivir! Y no los insensatos
que lejos de la cama y de la mesa
pierden el tiempo como mentecatos.
¿Qué gozar es morir? Bah!, estupideces;
para vosotros la virtud, pazguatos;
por una vez amar...¡morir cien veces!



Soneto III

--Déjame la acaricie...¡Oh, qué tesoro!
¡Cómo sin esta joya ser feliz!
Cuando me llena soy...¡emperatriz!
¡Verga divina, más rica que el oro!
Húndete en mi sin miedo, te lo imploro;
llégame de un invite a la matriz,
que no hay pieza que valga una lombriz
si en la ocasión observa ruin decoro.
--Libro abierto es tu boca, amada mía.
Negarle a buena almena buen invite
es negarle a un enfermo una sangría.
Culos cate quien tenga leve falo;
Mas quien goce, cual yo, de un buen retoño,
Busque siempre en las rajas su regalo.
--Dices verdad, que la ilusión del coño
son las piezas cual ésta que me llena
el conducto que va del papo al moño

Soneto IV

--Levanta bien la pierna, vida mía
quítame ya la mano del carajo,
y si quieres que te haga un buen trabajo
el culo has de mover, reina, a porfía.
Y si mi verga ves que desvaría
Y se te va por el postrero atajo,
Calma, que no tiene ojos el badajo,
Calma y disculpa su trapacería.
--¡Por el cielo! Gran locura en mí fuera
soltar ahora este ariete, y no apuntarle
donde tenerle siempre bien quisiera.
Que de dejarte por detrás colarle
Tan sólo tu persona gozaría,
Y sin goce yo habría de aguantarle.
Cumple, pues, bien, o vete de mi lado.
--¿Irme sin ver y hacerte ver el cielo?
No haré, aunque pecador, tan gran pecado


Soneto V

-¿Por dónde os la vais a meter?, responded,
¿por delante o por detrás? Quiero saberlo.
-¿Por qué? ¿es que os molestaría
si en el culo me la clavo, por desgracia?
-No, señora. Es porque la concha sacia
tanto a la pija que da poco placer.
Mas así lo hago yo por no parecer
un fraile Mariano, verbi gratia.
-Pues si la pija entera en el culo deseáis,
como anhelan los grandes, estoy contenta
de que con el mío hagáis lo que queráis.
-Agarradla con la mano y metedla dentro,
que tanta utilidad para el cuerpo encontraréis
como la asistencia a los enfermos.
Y yo tal gozo siento
al sentir mi verga en la mano vuestra,
que pronto moriré si ahora cogemos.

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